Malformación de Arnold Chiari
La existencia de distintas opciones terapéuticas hace clave la valoración individualizada de cada caso por un especialista.
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Un tumor cerebral es un proceso expansivo que crece dentro del cerebro. Los tumores primarios se originan en el sistema nervioso, mientras que los segundarios surgen en otra parte del organismo y se extienden al cerebro en forma de metástasis.
El pronóstico de los tumores cerebrales depende del subtipo histológico, siendo los malignos los que crecen más rápido, determinando un comportamiento más agresivo e invasivo.
Los tumores cerebrales pueden originarse a partir del parénquima encefálico, las meninges, los vasos sanguíneos, los nervios craneales, las glándulas intracraneales, el hueso o los restos embrionarios.
No se conocen causas demostradas que expliquen el desarrollo de los tumores cerebrales, pero se conocen factores de riesgo que predisponen a sufrir la enfermedad, como son algunas alteraciones genéticas o la exposición a radiación ionizante.
Un síntoma presente en la mayoría de los casos es el dolor de cabeza. No obstante, las manifestaciones clínicas de los tumores cerebrales varían según la zona del cerebro que afecten. De este modo podemos encontrarnos con síntomas como epilepsia, pérdida de concentración, alteración de la memoria, cambios en el comportamiento o las emociones, parálisis en la cara o extremidades, pérdida de la sensibilidad, trastornos del lenguaje, afectación de las funciones neurosensoriales (vista, olfato, gusto, audición, equilibrio).
El diagnóstico de los tumores cerebrales se establece gracias a la combinación de diferentes pruebas (fundamentalmente TAC y Resonancia Magnética).
La confirmación del subtipo se establecerá gracias a una biopsia tumoral.
Tras una valoración clínica por parte del Neurocirujano, las pruebas de neuroimagen permitirán conocer la extensión del tumor, el número de lesiones, tamaño y zonas afectadas. De este modo se establecerá una estrategia terapéutica individualizada.
En los últimos años hemos asistido a un notable progreso en cuanto al manejo de los tumores cerebrales. Las mejoras en las técnicas microquirúrgicas y en el soporte tecnológico intraoperatorio (microscopio quirúrgico, neuronavegación, monitorización neurofisiológica) permiten llevar a cabo cirugías de mayor complejidad con mayor seguridad, optimizando el pronóstico de nuestros pacientes. El conocimiento creciente sobre la oncogénesis tumoral desde un nivel molecular va a permitir el desarrollo de nuevas terapias específicas. El desarrollo de las terapias oncológicas (radioterapia, radiocirugía, quimioterapia) en combinación a la cirugía resulta esencial para alcanzar resultados cada vez más esperanzadores en nuestros pacientes.
Todo ello traduce la necesidad de un abordaje terapéutico multidisciplinar y de calidad.
La existencia de distintas opciones terapéuticas hace clave la valoración individualizada de cada caso por un especialista.
Es la causa más frecuente de incapacidad laboral en menores de 45 años.
El nervio facial es un nervio craneal, el séptimo de los 12 pares de nervios craneales que se originan en el troncoencéfalo.
La columna es la parte del esqueleto que se afecta con mayor frecuencia por diversas enfermedades causando graves repercusiones funcionales para el paciente.
El tumor cerebral primario más frecuente y más agresivo.
Un tumor cerebral que en la mayoría de casos tiene un pronóstico excelente.
Los fármacos antiagregantes y anticoagulantes favorecen el desarrollo de esta patología.
Son tumores infrecuentes, de crecimiento lento, y que afectan por lo general a pacientes jóvenes.
La mayoría no provoca síntomas y no requiere tratamiento.
El dolor lumbar es uno de los síntomas más frecuentes en el ser humano y constituye por tanto uno de los motivos de consulta más frecuentes.
Una patología compleja que precisa un abordaje terapéutico multidisciplinar.
Un tumor cerebral frecuente que se puede curar con cirugía.